La combustión, uno de los grandes problemas de la química del siglo XVIII, despertó el interés de Lavoisier porque éste trabajaba en un ensayo sobre la mejora de las técnicas del alumbrado público de París. Comprobó que al calentar metales como el estaño y el plomo en recipientes cerrados con una cantidad limitada de aire, estos se recubrían con una capa de calcinado hasta un momento determinado en que ésta no avanzaba más. Si se pesaba el conjunto (metal, calcinado, aire, etc.) después del calentamiento, el resultado era igual al peso antes de comenzar el proceso. Si el metal había ganado peso al calcinarse, era evidente que algo del recipiente debía haber perdido la misma cantidad de masa. Ese algo era el aire. Por tanto, Lavoisier demostró que la calcinación de un metal no era el resultado de la pérdida del misterioso flogisto, sino la ganancia de algo muy material: una parte de aire. La experiencia anterior y otras más realizadas por Lavoisier pusieron de manifiesto que si tenemos en cuenta todas las sustancias que forman parte en una reacción química y todos los productos formados, nunca varía la masa. Esta es la ley de la conservación de la masa, que podemos enunciarla, pues, de la siguiente manera: | ||
"En toda reacción química la masa se conserva, esto es, la masa total de los reactivos es igual a la masa total de los productos" |
En toda reacción química, la masa se conserva, esto es, la masa total de los reactivos es igual a la masa total de los productos". En otras palabras, la materia no se crea ni se destruye durante un proceso químico sino que sólo se reorganiza.
Este principio es el corazón de la Ley de Lavoisier y uno de los pilares del surgimiento de la ecuación química junto con la nomenclatura moderna de los compuestos químicos. Recibe su nombre de Antoine Laurent Lavoisier, un químico francés que sólo vivió 51 años entre 1743 y 1794 pero cuyo trabajo fue tan importante que aún perdura como base de la química moderna.
Pero no eran solo los químicos el interés de este hombre de ciencias que también se mostraba muy activo en asuntos públicos. Fue así que, combinando ambas pasiones, dio origen a la ley que lleva su nombre en ocasión de estudiar el proceso de combustión, uno de los grandes enigmas científicos de su época, para mejorar el mecanismo de alumbrado de las calles parisinas.
Su teoría dio pie a la ley de conservación de la masa y terminó con la explicación tradicional sobre el proceso de combustión que contaba con el consenso de los químicos del momento. Acorde a Lavoisier, la doctrina del flogisto probó ser falsa puesto que la calcinación del metal no era resultado de la pérdida de ningún misterioso flogisto sino que la masa se conservaba sin variaciones. Así, según Lavoisier, la reacción del cobre con el azufre para originar sulfuro cúprico, se puede traducir como Cu + S ® CuS , resultando que 4,00 g de Cu reaccionan con 2,02 g de S y producen 6,02 g de CuS.
Es su aporte al conocimiento científico Lavoisier diferenció compuestos químicos de elementos químicos y además contribuyó a la formulación de un tratado sobre nomenclatura química.
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